En la memoria de ningún naturalista está el recuerdo de un oso paseándose libre por las calles de Chicago, excepto uno: Dick Butkus. Apodado "El Animal" por sus rivales, Butkus fue el middle linebacker de los Chicago Bears durante nueve brillantes campañas. Su deseo de ser el mejor en su posición le llevó a convertirse en uno de los cinco mejores defensores de toda la historia de la NFL. La tradición de middle linebackers en los Chicago Bears es la más rica en la historia de la liga, con hombres como Bill George, Mike Singletary y recientemente Brian Urlacher, pero Butkus sobresale por encima de todos ellos como el más grande en la historia de la franquicia en el plano defensivo.
"La gente cree que los Bears me mantienen durante la semana en una jaula, y me sacan de ella los domingos para jugar. Nadie cree que yo pueda hablar, ni siquiera escribir mi propio nombre", así bromeaba Butkus sobre el pánico que inflingía en los rivales con los placajes más duros que se habían visto nunca en los campos de juego. Con su metro noventa y tres centímetros de altura, y 110 kilos de peso, Butkus poseía la velocidad y agilidad como para realizar placajes de banda a banda, y cubrir a los tight ends más rápidos en jugadas de pase. Pero no se limitaba a detener las jugadas, en los placajes trataba de romper los cuellos de los rivales...
Criado en la ciudad de Chicago, Butkus desarrolló su período universitario en Illinois, y fue elegido en la primera ronda del draft de 1965 por los Chicago Bears con el número tres absoluto. En el training camp, Butkus debería competir con Bill George por el puesto de middle linebacker titular. George era ya una leyenda en los Bears, con los que llevaba jugando desde 1952. Al final, Butkus no sólo se ganó la titularidad, sino que fue nombrado All-Pro en su primer año, y sólo la increíble campaña de su compañero de equipo, Gale Sayers (que anotó 22 TD), le privó de ganar el premio de rookie del año.
Desgraciadamente para Butkus, sus grandes actuaciones no se traducían en victorias para el conjunto de Chicago. El legendario entrenador George Halas dejó finalmente el equipo en 1967 tras cuarenta temporadas -repartidas en cuatro etapas- como head coach de los Bears. Desde ese momento el declive de los de Illinois fue progresivo. Una temporada de 1-13 en 1969 confirmaba los presagios de que Chicago era un equipo sin rumbo. Increíblemente, y a pesar de ese penoso balance, Butkus fue elegido mejor defensor de la temporada esa campaña. Un año después Butkus repetiría el premio de mejor defensa de la temporada, pero sufriría una lesión de rodilla que le obligó a pasar por el quirófano. La rodilla nunca terminó de responder al tratamiento, pese a lo que Butkus siguió dominando la competición sin síntomas de caída.
También en 1970, Butkus recibió un importante premio "no oficial". En una encuesta realizada a los veintiséis entrenadores de la NFL sobre qué jugador escogerían para iniciar un conjunto de expansión, nueve de ellos votaron por Dick Butkus. Sus nueve votos eran tres más que el siguiente, Joe Namath, quien estaba en lo más alto de su carrera tras haber ganado la Superbowl III.
Finalmente, tres años después, en 1973, la rodilla de Butkus terminaría por ceder. Con la obligada retirada, los Bears perdían a su mayor leyenda en la historia de la franquicia en ese momento. Y lo más triste es que al igual que Sayers, abandonaba los campos de juego no sólo sin haber disputado una Superbowl, sino siquiera un partido de playoffs. El balance total de los Bears en los nueve años en los que estuvo Butkus fue de 48-74-4 (40.3% de victorias). En total dejó en el recuerdo 22 intercepciones, 25 fumbles recuperados, 8 nominaciones para la Pro Bowl y siete inclusiones en el mejor equipo de la liga (All-Pro).
Pero por encima de todo ello, Butkus será recordado por su entrega, lucha y decisión por destruir literalmente el juego ofensivo rival. "Si tuviera elección, me enfrentaría antes a un oso pardo. Rezo por que me levante cada vez que me golpee Dick Butkus" (MacArthur Lane, antiguo runningback de la NFL).
jueves, 30 de octubre de 2008
miércoles, 29 de octubre de 2008
Reggie White, el predicador
Reggie White, el segundo máximo realizador de sacks (tras Bruce Smith) fue durante su periplo profesional uno de los jugadores más respetados, tanto dentro como fuera del campo. Fue modelo a seguir por compañeros y rivales en la NFL, y en su comunidad como predicador.
Tras una exitosa carrera universitaria en la Universidad de Tennessee (donde se ganó el apodo de 'Ministro de Defensa'), White no dio el salto a la NFL sino a la recién creada USFL, al igual que hicieron otras muchas estrellas colegiales de la época como Jim Kelly, Mike Rozier, Steve Young, Keith Millard, Herschel Walker o Doug Flutie. Jugando para los Memphis Showboats, White mostró su calidad cosechando 193 placajes y 23.5 sacks en apenas dos temporadas. En la segunda de ellas, en 1985, su equipo alcanzó las semifinales de la liga, pero fue eliminado por los Oakland Invaders.
Innumerables problemas asolaban la nueva liga, y muchos de los grandes jugadores comenzaron a emigrar a la más consolidada NFL. White lo hizo ese mismo año, y el 20 de septiembre rubricó su firma en un contrato con los Philadelphia Eagles, que le habían seleccionado en la primera ronda del draft suplemental un año antes.
La adaptación de White a la NFL no pudo ser más rápida, y pese a actuar como defensive tackle y llevar en las piernas encima toda la campaña primaveral en la USFL (18 partidos) consiguió promediar un sack por encuentro disputado (13). En la siguiente temporada confirmó las expectativas creadas y con sus 18.0 sacks se ganó la primera de sus trece nominaciones consecutivas para la Pro Bowl.
En 1987 el predicador completó una de las campañas más espectaculares que jamás haya producido un defensive end, posición a la que se movió ya de forma permanente. Sólo pudo actuar en doce partidos a causa de la huelga de jugadores durante septiembre y octubre, pero aún así fue capaz de registrar la astronómica cifra de 21.0 sacks, a únicamente uno del entonces récord de Mark Gastineau (22.0 en 1984). Ni que decir tiene que fue nombrado jugador defensivo de la temporada. Poco a poco los Eagles fueron formando un gran bloque en torno a White. Buddy Ryan, ex coordinador defensivo de los Chicago Bears campeones en 1985, se hizo cargo del equipo, y hombres como Randall Cunningham, Jerome Brown, Seth Joyner, Clyde Simmons o Eric Allen fueron artífices de un conjunto que alcanzó los playoffs durante tres años consecutivos (1988-90).
Desgraciadamente para ellos todas esas apariciones en la post-temporada se saldaron con derrota, y para 1992, tras otra debacle en playoffs (esta vez en Dallas), White había tenido suficiente.
Tras apoyar firmemente al sindicato de jugadores en su propuesta de creación de la agencia libre, White se convirtió en la primavera de 1993 en el primer fichaje sonado de esta nueva era de igualdad. Todo el mundo esperaba que firmase con uno de los grandes equipos de la competición, como Dallas, Miami o San Francisco, pero sorprendentemente se decidió por Green Bay, un conjunto que no ganaba el título desde 1967 y que en aquella época era constantemente rechazado por la mayoría de los jugadores. El frío clima de Wisconsin y sobre todo la pobre perspectiva de futuro del otrora legendario equipo echó a atrás a muchas estrellas, pero no a White que recaló en Green Bay "en su búsqueda de Dios".
White firmó eso sí un suculento contrato por cuatro temporadas y diecisiete millones de dólares, el mayor hasta entonces para un jugador defensivo. La adquisición pagó dividendos para Green Bay, que en un año -y sin haber realizado mayores fichajes- pasó de tener la defensa nº 23 a lucir la nº 2. Esa mejora unida a la presencia del joven Brett Favre a los mandos del ataque, permitió a los Packers presentarse en los playoffs y caer únicamente ante los entonces casi imbatibles Dallas Cowboys.
El equipo tejano se convirtió en una pesadilla para los "cheese-heads", que durante tres años seguidos se vieron privados de sus sueños de reverdecer laureles a manos de los Aikman, Smith, Irvin y compañía. Especialmente dolorosa fue la derrota en la final de conferencia de 1995, cuando Dallas tuvo que echar mano de toda su experiencia para solventar una desventaja de cuatro puntos en el último período y terminar ganando por 38-27 un épico encuentro.
La fabulosa reconstrucción de los Packers se iba finalmente a completar, y tras muchos años intentándolo White iba a recibir su recompensa, el anillo de campeón. Nadie pudo contener a Green Bay durante la temporada de 1996. Favre conquistó su segundo MVP en la que hasta ahora ha sido de largo su mejor campaña en la NFL, Reggie encabezó una defensa que fue la número uno de la competición, y por si fuera poco Desmond Howard surgió de la nada para añadir un poco de picante con sus espeluznantes retornos. Todo ello combinado por el maestro en la banda, Mike Holmgren. La mezcla fue totalmente indigesta para el resto de la competición, que no pudo hincarle el diente a los queseros.
En la Superbowl XXXI, Green Bay cumplió los pronósticos y derrotó a New England Patriots por 35-21 en el Louisiana Superdome de Nueva Orleans. El MVP del encuentro fue Howard, pero en el recuerdo de los aficionados siempre quedará la portentosa actuación de White, que acumuló tres extraordinarios sacks sobre Drew Bledsoe (único hombpe capaz de conseguirlo en una final), incluidos dos seguidos en el tercer cuarto en los que literalmente arrasó a su par, el offensive tackle Max Lane.
Problemas de espalda empezaron a molestar notablemente a White en 1997, aunque no obstante todavía pudo totalizar 11.0 sacks, su undécima campaña superando la decena de placajes al quarterback detrás de la línea de scrimmage. Green Bay parecía haberse asentado como la nueva dinastía reinante, y tras dos portentosas exhibiciones defensivas en los playoffs, apenas debía cumplir el trámite de derrotar a su oponente de la AFC en la Superbowl. Pero esta vez la Conferencia Americana tenía en Denver Broncos un digno rival. Los pequeños (para la NFL) hombres de la línea ofensiva de Denver superaron en todo momento a White y sus compañeros a base de esquemas y rapidez. Por supuesto también ayudó el buen hacer de Terrell Davis, que con sus 157 yardas y 3TD puso fin al reinado de trece años de la NFC en la gran final. Los Broncos conquistaron la primera Superbowl de su historia al imponerse por 31-24 en una de las mejores finales de la historia.
La derrota dejó un sabor amargo en White, que sorprendió a todos cuando anunció su retirada el 19 de abril de 1998 en pleno fin de semana del draft. Tan solo dos días después se retractó de su decisión y anunció que continuaría jugando para los Packers al menos durante una temporada más.
La decisión final de seguir en activo no pudo ser más acertada, puesto que a los 36 años White realizó una de sus mejores campañas. Por segunda vez en su carrera fue nombrado jugador defensivo del año, gracias a sus 16.0 sacks en otros tantos encuentros. A destacar el hat-trick logrado en temporada regular sobre Steve Young, uno de los quarterbacks más móviles de la historia de la liga. Precisamente el quarterback de los 49ers terminaría con la carrera del predicador al completar con Terrell Owens un milagroso pase que culminó uno de los choques más memorables de los playoffs, el wild card entre Green Bay y San Francisco de 1998. Tras la conclusión del encuentro, White rezó en el césped del Candlestick Park junto a varios de sus compañeros y rivales en una estampa que ya era tradicional, pero que entonces cobró un mayor significado porque el legendario nº 92 ya había declarado que ésa sería su última campaña.
Pero como tantos otros en el mundo del deporte, White quería más, y tras tomarse un año sabático en 1999 volvió a la NFL con los Carolina Panthers para la temporada 2000. Desafortunadamente el regreso no fue nada exitoso, tanto individual (tan solo 5.5 sacks, la peor marca de su carrera) como colectivamente (Carolina no alcanzó los playoffs en una campaña que comenzó con aires de Superbowl). En el Monday Night de la Semana 13 se enfrentó a sus antiguos compañeros de Green Bay, y en la línea de lo que fue una gris temporada para White no realizó ni un solo placaje, cuanto menos un sack a su amigo Brett Favre.
Sus 198.0 sacks se mantuvieron como mejor marca de la historia hasta que Bruce Smith alcanzara los 200.0 hace un par de temporadas. Pero además de ser un maestro en el 'pass-rush', White también era igualmente temido por su capacidad para detener la carrera (las pocas veces que los rivales decidían intentarlo hacia su lado), amén de un magnífico líder en el vestuario. Por si fuera poco, su resistencia fue formidable. En quince años en la NFL sólo se perdió un partido, en diciembre de 1995 por un problema muscular en un muslo.
Esta vez sí el predicador había terminado su labor en los terrenos de juego y se dedicaría por completo al trabajo en su comunidad. Desgraciadamente esta tarea quedó cortada de raíz el pasado 26 de diciembre de 2004. Pero su legado siempre estará ahí, a nivel profesional en la NFL (como miembro del equipo del 75 aniversario de la liga, del equipo de la década de los ochenta y de los noventa, así como futuro miembro del Salón de la Fama) y a nivel personal desde su fundación www.reggiewhitefoundation.org.
Tras una exitosa carrera universitaria en la Universidad de Tennessee (donde se ganó el apodo de 'Ministro de Defensa'), White no dio el salto a la NFL sino a la recién creada USFL, al igual que hicieron otras muchas estrellas colegiales de la época como Jim Kelly, Mike Rozier, Steve Young, Keith Millard, Herschel Walker o Doug Flutie. Jugando para los Memphis Showboats, White mostró su calidad cosechando 193 placajes y 23.5 sacks en apenas dos temporadas. En la segunda de ellas, en 1985, su equipo alcanzó las semifinales de la liga, pero fue eliminado por los Oakland Invaders.
Innumerables problemas asolaban la nueva liga, y muchos de los grandes jugadores comenzaron a emigrar a la más consolidada NFL. White lo hizo ese mismo año, y el 20 de septiembre rubricó su firma en un contrato con los Philadelphia Eagles, que le habían seleccionado en la primera ronda del draft suplemental un año antes.
La adaptación de White a la NFL no pudo ser más rápida, y pese a actuar como defensive tackle y llevar en las piernas encima toda la campaña primaveral en la USFL (18 partidos) consiguió promediar un sack por encuentro disputado (13). En la siguiente temporada confirmó las expectativas creadas y con sus 18.0 sacks se ganó la primera de sus trece nominaciones consecutivas para la Pro Bowl.
En 1987 el predicador completó una de las campañas más espectaculares que jamás haya producido un defensive end, posición a la que se movió ya de forma permanente. Sólo pudo actuar en doce partidos a causa de la huelga de jugadores durante septiembre y octubre, pero aún así fue capaz de registrar la astronómica cifra de 21.0 sacks, a únicamente uno del entonces récord de Mark Gastineau (22.0 en 1984). Ni que decir tiene que fue nombrado jugador defensivo de la temporada. Poco a poco los Eagles fueron formando un gran bloque en torno a White. Buddy Ryan, ex coordinador defensivo de los Chicago Bears campeones en 1985, se hizo cargo del equipo, y hombres como Randall Cunningham, Jerome Brown, Seth Joyner, Clyde Simmons o Eric Allen fueron artífices de un conjunto que alcanzó los playoffs durante tres años consecutivos (1988-90).
Desgraciadamente para ellos todas esas apariciones en la post-temporada se saldaron con derrota, y para 1992, tras otra debacle en playoffs (esta vez en Dallas), White había tenido suficiente.
Tras apoyar firmemente al sindicato de jugadores en su propuesta de creación de la agencia libre, White se convirtió en la primavera de 1993 en el primer fichaje sonado de esta nueva era de igualdad. Todo el mundo esperaba que firmase con uno de los grandes equipos de la competición, como Dallas, Miami o San Francisco, pero sorprendentemente se decidió por Green Bay, un conjunto que no ganaba el título desde 1967 y que en aquella época era constantemente rechazado por la mayoría de los jugadores. El frío clima de Wisconsin y sobre todo la pobre perspectiva de futuro del otrora legendario equipo echó a atrás a muchas estrellas, pero no a White que recaló en Green Bay "en su búsqueda de Dios".
White firmó eso sí un suculento contrato por cuatro temporadas y diecisiete millones de dólares, el mayor hasta entonces para un jugador defensivo. La adquisición pagó dividendos para Green Bay, que en un año -y sin haber realizado mayores fichajes- pasó de tener la defensa nº 23 a lucir la nº 2. Esa mejora unida a la presencia del joven Brett Favre a los mandos del ataque, permitió a los Packers presentarse en los playoffs y caer únicamente ante los entonces casi imbatibles Dallas Cowboys.
El equipo tejano se convirtió en una pesadilla para los "cheese-heads", que durante tres años seguidos se vieron privados de sus sueños de reverdecer laureles a manos de los Aikman, Smith, Irvin y compañía. Especialmente dolorosa fue la derrota en la final de conferencia de 1995, cuando Dallas tuvo que echar mano de toda su experiencia para solventar una desventaja de cuatro puntos en el último período y terminar ganando por 38-27 un épico encuentro.
La fabulosa reconstrucción de los Packers se iba finalmente a completar, y tras muchos años intentándolo White iba a recibir su recompensa, el anillo de campeón. Nadie pudo contener a Green Bay durante la temporada de 1996. Favre conquistó su segundo MVP en la que hasta ahora ha sido de largo su mejor campaña en la NFL, Reggie encabezó una defensa que fue la número uno de la competición, y por si fuera poco Desmond Howard surgió de la nada para añadir un poco de picante con sus espeluznantes retornos. Todo ello combinado por el maestro en la banda, Mike Holmgren. La mezcla fue totalmente indigesta para el resto de la competición, que no pudo hincarle el diente a los queseros.
En la Superbowl XXXI, Green Bay cumplió los pronósticos y derrotó a New England Patriots por 35-21 en el Louisiana Superdome de Nueva Orleans. El MVP del encuentro fue Howard, pero en el recuerdo de los aficionados siempre quedará la portentosa actuación de White, que acumuló tres extraordinarios sacks sobre Drew Bledsoe (único hombpe capaz de conseguirlo en una final), incluidos dos seguidos en el tercer cuarto en los que literalmente arrasó a su par, el offensive tackle Max Lane.
Problemas de espalda empezaron a molestar notablemente a White en 1997, aunque no obstante todavía pudo totalizar 11.0 sacks, su undécima campaña superando la decena de placajes al quarterback detrás de la línea de scrimmage. Green Bay parecía haberse asentado como la nueva dinastía reinante, y tras dos portentosas exhibiciones defensivas en los playoffs, apenas debía cumplir el trámite de derrotar a su oponente de la AFC en la Superbowl. Pero esta vez la Conferencia Americana tenía en Denver Broncos un digno rival. Los pequeños (para la NFL) hombres de la línea ofensiva de Denver superaron en todo momento a White y sus compañeros a base de esquemas y rapidez. Por supuesto también ayudó el buen hacer de Terrell Davis, que con sus 157 yardas y 3TD puso fin al reinado de trece años de la NFC en la gran final. Los Broncos conquistaron la primera Superbowl de su historia al imponerse por 31-24 en una de las mejores finales de la historia.
La derrota dejó un sabor amargo en White, que sorprendió a todos cuando anunció su retirada el 19 de abril de 1998 en pleno fin de semana del draft. Tan solo dos días después se retractó de su decisión y anunció que continuaría jugando para los Packers al menos durante una temporada más.
La decisión final de seguir en activo no pudo ser más acertada, puesto que a los 36 años White realizó una de sus mejores campañas. Por segunda vez en su carrera fue nombrado jugador defensivo del año, gracias a sus 16.0 sacks en otros tantos encuentros. A destacar el hat-trick logrado en temporada regular sobre Steve Young, uno de los quarterbacks más móviles de la historia de la liga. Precisamente el quarterback de los 49ers terminaría con la carrera del predicador al completar con Terrell Owens un milagroso pase que culminó uno de los choques más memorables de los playoffs, el wild card entre Green Bay y San Francisco de 1998. Tras la conclusión del encuentro, White rezó en el césped del Candlestick Park junto a varios de sus compañeros y rivales en una estampa que ya era tradicional, pero que entonces cobró un mayor significado porque el legendario nº 92 ya había declarado que ésa sería su última campaña.
Pero como tantos otros en el mundo del deporte, White quería más, y tras tomarse un año sabático en 1999 volvió a la NFL con los Carolina Panthers para la temporada 2000. Desafortunadamente el regreso no fue nada exitoso, tanto individual (tan solo 5.5 sacks, la peor marca de su carrera) como colectivamente (Carolina no alcanzó los playoffs en una campaña que comenzó con aires de Superbowl). En el Monday Night de la Semana 13 se enfrentó a sus antiguos compañeros de Green Bay, y en la línea de lo que fue una gris temporada para White no realizó ni un solo placaje, cuanto menos un sack a su amigo Brett Favre.
Sus 198.0 sacks se mantuvieron como mejor marca de la historia hasta que Bruce Smith alcanzara los 200.0 hace un par de temporadas. Pero además de ser un maestro en el 'pass-rush', White también era igualmente temido por su capacidad para detener la carrera (las pocas veces que los rivales decidían intentarlo hacia su lado), amén de un magnífico líder en el vestuario. Por si fuera poco, su resistencia fue formidable. En quince años en la NFL sólo se perdió un partido, en diciembre de 1995 por un problema muscular en un muslo.
Esta vez sí el predicador había terminado su labor en los terrenos de juego y se dedicaría por completo al trabajo en su comunidad. Desgraciadamente esta tarea quedó cortada de raíz el pasado 26 de diciembre de 2004. Pero su legado siempre estará ahí, a nivel profesional en la NFL (como miembro del equipo del 75 aniversario de la liga, del equipo de la década de los ochenta y de los noventa, así como futuro miembro del Salón de la Fama) y a nivel personal desde su fundación www.reggiewhitefoundation.org.
Jim Brown, los récord son irrelevantes
Para muchos, Jim Brown, runningback de los Cleveland Browns durante nueve increíbles temporadas, ha sido el mejor jugador de fútbol americano que haya pisado jamás un campo de juego. Se retiró cuando sólo contaba con 30 años de edad, tras haber sido el MVP de la liga. Quizás de haber continuado jugando nadie podría haberse siquiera acercado a los récords que estableció al retirarse.
Desde muy temprano en su carrera Brown demostró no sólo ser un buen jugador de fútbol americano, sino un extraordinario atleta. En el instituto en New York, llegó a anotar en un partido de baloncesto 55 puntos, ganando numerosos premios en varios deportes. Promedió 14.9 yardas por carrera, 38 puntos por encuentro de baloncesto y destacó también en el salto de altura.
De las cincuenta universidades que reclamaron sus servicios, eligió la universidad de Syracuse, donde Brown fue all-america en fútbol americano y en lacrosse, además de ser un magnífico jugador de baloncesto y béisbol, y terminar quinto en el campeonato nacional de decatlón. Era el sucesor de Jim Torpe, un histórico de los años veinte, cuyo apellido da nombre al trofeo de MVP de la temporada de la NFL.
En la primavera de 1957 se efectuó como cada año el draft de la NFL. Los Cleveland Browns, que habían ganado la liga en los años 1950, 1954 y 1955, venían de una mala temporada de 5-7 en el 56. La pérdida de su quarterback estrella Otto Graham provocó claramente el bajón del equipo. Así, todos los directivos de los Browns estaban decididos en usar su elección número 2 en la primera ronda del draft en Len Dawson, un prometedor quarterback que había destacado en Purdue. Pero los Pittsburgh Steelers, que tenían el número 1 absoluto, eligieron a Dawson, y así Cleveland se tuvo que "conformar " con Jim Brown.
La decisión fue nefasta para los Steelers. Después de haber desechado a Johnny Unitas (para muchos el mejor quarterback de la historia) dos años antes, ahora dejaban pasar al que iba a convertirse en el mejor jugador de la historia. Además, Dawson sólo completaría cinco pases con los Steelers en tres años, para luego triunfar en Kansas City durante trece brillantes campañas.
Así, los Cleveland Browns eran entrenados por el mítico Paul Brown, y tendrían su máxima estrella y el más grande en la historia de la franquicia en Jim Brown, ¿el destino?
Aunque Paul Brown, que llevaba en el puesto de entrenador en el equipo desde 1950 (cuando Cleveland llegó a la NFL), era reacio a colocar rookies en la alineación titular, Jim fue un fijo desde el primer día.
Su primer año fue toda una premonición de lo que vendría en los años posteriores: 942 yardas de carrera para liderar la liga, premio de rookie del año, un récord de 9-2-1 y primera aparición en el campeonato de la NFL. Ante los Detroit Lions, su touchdown de 29 yardas no evitó la paliza por 59-14 que recibió su equipo.
Ese partido marcó los años siguientes. En 1958, a pesar de liderar de nuevo la liga con 1527 yardas y 17TD (en doce partidos) y ser nombrado el MVP de la temporada regular, la campaña terminó de la peor manera. En encuentro de playoffs divisional en New York ante los Giants, Brown sería limitado a ocho yardas en siete carreras, y los Giants ganarían 10-0.
En los tres años siguientes Brown lideraría la liga en yardas de carrera, pero eso no sería suficiente ni para una aparición en los playoffs. Así, en 1962 Brown viviría el peor año de su carrera. Fue el único de sus nueve años en que no lideró la liga en yardas de carrera, y se vio inmerso en una batalla con el entrenador Paul Brown. Sorprendentemente, Art Modell, que había comprado el equipo un año antes, echaría a Paul Brown al finalizar la campaña, al que reemplazaría un antiguo asistente del equipo, Blanton Collier.
Collier le dio la oportunidad a Brown de correr su jugada favorita, el "sweep". Éste se lo agradeció con una campaña histórica: 291 carreras, 1863 yardas, 6.4 de media, y 12TD, liderando la liga en todas esas clasificaciones.
Al año siguiente, en 1964, la adquisición vía draft del receptor Paul Warfield, y la resurrección de Frank Ryan en el puesto de quarterback mejoró el equipo considerablemente. Brown no era el único foco de atención en el ataque de Cleveland. Un récord de 10-3-1 les metió en la final ante los poderosos Baltimore Colts de Unitas. Brown lideró la carga con 114 yardas de carrera, que unidas a los 3TD de pase de Ryan dieron el título a los Browns de Jim Brown por 27-0.
Nadie podía imaginárselo en ese momento, pero 1965 iba a ser el último año de Brown en la NFL. El 20 de Septiembre superó la marca establecida por Don Hutson de touchdowns en una carrera, anotando su número 106 ante los Philadelphia Eagles .
Cleveland ganaría 11 partidos de 14 ese año, y Jim fue nombrado MVP por segunda vez en su carrera, gracias a sus más de 1500 yardas de carrera y 21TD. En el partido por el título ante los Green Bay Packers en Lambeau Field, sus esfuerzos no evitarían la victoria de los hombres de Vince Lombardi por 23-12.
Una semana después, en su novena Pro Bowl en nueve años, Brown anotaría tres touchdowns en su -a la postre- último encuentro en la liga.
En el verano de 1966, Brown se encontraba en Inglaterra actuando para la película "Los doce del patíbulo". Asombrando a medio mundo, Brown anunció allí mismo en Londres su retirada de la NFL para dedicarse íntegramente a su carrera cinematográfica, algo que según él le valdría para proclamar los derechos de la raza negra. A sus 30 años, él mismo consideraba que le quedaban seis años al máximo nivel, pero la decisión estaba tomada.
El éxito le acompañó también en su nueva carrera. Rápidamente consiguió papeles en películas como "The Dirty Dozen" (Los doce del patíbulo), "Ice Station Zebra" y "Black Gunn", para ser el actor principal en "tick...tick...tick" y "100 Rifles". Aunque generalmente en sus actuaciones se aprovechaba su físico, Brown demostró ser un competente actor.
En 1971, ineludiblemente ingresó en el Salón de la Fama, y hoy en día sigue trabajando para la comunidad negra. Vino, vio, venció... y desapareció en lo más alto de su juego, ése fue Jim Brown: "asegúrate de que cuando alguien te plaque recuerde lo mucho que le dolió". Jim siempre vivió bajo esa filosofía, jamás se retiró lesionado de un campo de juego. Ése fue su principal objetivo, jugar con dignidad y orgullo. "Los récord son irrelevantes".
Desde muy temprano en su carrera Brown demostró no sólo ser un buen jugador de fútbol americano, sino un extraordinario atleta. En el instituto en New York, llegó a anotar en un partido de baloncesto 55 puntos, ganando numerosos premios en varios deportes. Promedió 14.9 yardas por carrera, 38 puntos por encuentro de baloncesto y destacó también en el salto de altura.
De las cincuenta universidades que reclamaron sus servicios, eligió la universidad de Syracuse, donde Brown fue all-america en fútbol americano y en lacrosse, además de ser un magnífico jugador de baloncesto y béisbol, y terminar quinto en el campeonato nacional de decatlón. Era el sucesor de Jim Torpe, un histórico de los años veinte, cuyo apellido da nombre al trofeo de MVP de la temporada de la NFL.
En la primavera de 1957 se efectuó como cada año el draft de la NFL. Los Cleveland Browns, que habían ganado la liga en los años 1950, 1954 y 1955, venían de una mala temporada de 5-7 en el 56. La pérdida de su quarterback estrella Otto Graham provocó claramente el bajón del equipo. Así, todos los directivos de los Browns estaban decididos en usar su elección número 2 en la primera ronda del draft en Len Dawson, un prometedor quarterback que había destacado en Purdue. Pero los Pittsburgh Steelers, que tenían el número 1 absoluto, eligieron a Dawson, y así Cleveland se tuvo que "conformar " con Jim Brown.
La decisión fue nefasta para los Steelers. Después de haber desechado a Johnny Unitas (para muchos el mejor quarterback de la historia) dos años antes, ahora dejaban pasar al que iba a convertirse en el mejor jugador de la historia. Además, Dawson sólo completaría cinco pases con los Steelers en tres años, para luego triunfar en Kansas City durante trece brillantes campañas.
Así, los Cleveland Browns eran entrenados por el mítico Paul Brown, y tendrían su máxima estrella y el más grande en la historia de la franquicia en Jim Brown, ¿el destino?
Aunque Paul Brown, que llevaba en el puesto de entrenador en el equipo desde 1950 (cuando Cleveland llegó a la NFL), era reacio a colocar rookies en la alineación titular, Jim fue un fijo desde el primer día.
Su primer año fue toda una premonición de lo que vendría en los años posteriores: 942 yardas de carrera para liderar la liga, premio de rookie del año, un récord de 9-2-1 y primera aparición en el campeonato de la NFL. Ante los Detroit Lions, su touchdown de 29 yardas no evitó la paliza por 59-14 que recibió su equipo.
Ese partido marcó los años siguientes. En 1958, a pesar de liderar de nuevo la liga con 1527 yardas y 17TD (en doce partidos) y ser nombrado el MVP de la temporada regular, la campaña terminó de la peor manera. En encuentro de playoffs divisional en New York ante los Giants, Brown sería limitado a ocho yardas en siete carreras, y los Giants ganarían 10-0.
En los tres años siguientes Brown lideraría la liga en yardas de carrera, pero eso no sería suficiente ni para una aparición en los playoffs. Así, en 1962 Brown viviría el peor año de su carrera. Fue el único de sus nueve años en que no lideró la liga en yardas de carrera, y se vio inmerso en una batalla con el entrenador Paul Brown. Sorprendentemente, Art Modell, que había comprado el equipo un año antes, echaría a Paul Brown al finalizar la campaña, al que reemplazaría un antiguo asistente del equipo, Blanton Collier.
Collier le dio la oportunidad a Brown de correr su jugada favorita, el "sweep". Éste se lo agradeció con una campaña histórica: 291 carreras, 1863 yardas, 6.4 de media, y 12TD, liderando la liga en todas esas clasificaciones.
Al año siguiente, en 1964, la adquisición vía draft del receptor Paul Warfield, y la resurrección de Frank Ryan en el puesto de quarterback mejoró el equipo considerablemente. Brown no era el único foco de atención en el ataque de Cleveland. Un récord de 10-3-1 les metió en la final ante los poderosos Baltimore Colts de Unitas. Brown lideró la carga con 114 yardas de carrera, que unidas a los 3TD de pase de Ryan dieron el título a los Browns de Jim Brown por 27-0.
Nadie podía imaginárselo en ese momento, pero 1965 iba a ser el último año de Brown en la NFL. El 20 de Septiembre superó la marca establecida por Don Hutson de touchdowns en una carrera, anotando su número 106 ante los Philadelphia Eagles .
Cleveland ganaría 11 partidos de 14 ese año, y Jim fue nombrado MVP por segunda vez en su carrera, gracias a sus más de 1500 yardas de carrera y 21TD. En el partido por el título ante los Green Bay Packers en Lambeau Field, sus esfuerzos no evitarían la victoria de los hombres de Vince Lombardi por 23-12.
Una semana después, en su novena Pro Bowl en nueve años, Brown anotaría tres touchdowns en su -a la postre- último encuentro en la liga.
En el verano de 1966, Brown se encontraba en Inglaterra actuando para la película "Los doce del patíbulo". Asombrando a medio mundo, Brown anunció allí mismo en Londres su retirada de la NFL para dedicarse íntegramente a su carrera cinematográfica, algo que según él le valdría para proclamar los derechos de la raza negra. A sus 30 años, él mismo consideraba que le quedaban seis años al máximo nivel, pero la decisión estaba tomada.
El éxito le acompañó también en su nueva carrera. Rápidamente consiguió papeles en películas como "The Dirty Dozen" (Los doce del patíbulo), "Ice Station Zebra" y "Black Gunn", para ser el actor principal en "tick...tick...tick" y "100 Rifles". Aunque generalmente en sus actuaciones se aprovechaba su físico, Brown demostró ser un competente actor.
En 1971, ineludiblemente ingresó en el Salón de la Fama, y hoy en día sigue trabajando para la comunidad negra. Vino, vio, venció... y desapareció en lo más alto de su juego, ése fue Jim Brown: "asegúrate de que cuando alguien te plaque recuerde lo mucho que le dolió". Jim siempre vivió bajo esa filosofía, jamás se retiró lesionado de un campo de juego. Ése fue su principal objetivo, jugar con dignidad y orgullo. "Los récord son irrelevantes".
Tom Landry, el entrenador de America
Decir Tom Landry es decir Dallas Cowboys, su entrenador principal en la primeras veintinueve temporadas en la NFL del conjunto tejano. Landry convirtió a los Cowboys en el "Equipo de América", y su legado pasará a la historia del fútbol americano con letras mayúsculas por todas las innovaciones que introdujo en el juego.
La trayectoria profesional de Tom Landry se remonta al año 1949 cuando jugaba como defensive back y punter de los Yankees de Nueva York de la ya desaparecida All America Football Conference (AAFC). También formó parte de la secundaria de los Giants de Nueva York (de la NFL) de la temporada de 1950 a la de 1955, siendo ese último año elegido All-Pro. Landry que nació el 11 de septiembre de 1924 en Mission, Texas y llegó a pilotar aviones B-17 durante la Segunda Guerra Mundial debutó en 1956 como coordinador defensivo de los Giants, que concluirían esa temporada coronándose campeones de la NFL al aplastar por 47-7 a los Chicago Bears.
En aquella época (1956-59) fue cuando Landry empezó a revolucionar la manera en que se jugaba el fútbol americano profesional al diseñar la defensa 4-3, creada en un primer momento para parar a Jim Brown, el arma ofensiva más peligrosa de la época. El punto culminante de esta defensa llegó en 1958, cuando los Giants se vieron obligados a jugar un partido de playoffs frente a Cleveland. La defensa de Landry -liderada por el middle linebacker Sam Huff- arruinó el día de Jim Brown, dejándole en ocho yardas en siete carreras. Nueva York ganó 10-0 y pudo disputar la final de la NFL, para perderla ante los Baltimore Colts de Johnny Unitas por 23-17 en la primera prórroga de la historia en un partido de campeonato de la NFL.
Dos años después, la NFL otorgaba a Dallas su decimotercera franquicia, y un nativo de Texas como Landry fue nombrado head coach de los Cowboys. Sus primeras temporadas sin embargo no fueron ningún éxito. En la campaña inaugural de 1960, Landry utilizó un sistema único de rotación de quarterbacks. Don Meredith y Eddie LeBaron se turnaban jugada a jugada con la acción que Landry quería ejecutar. Los Cowboys perdieron los primeros diez partidos, y sólo un empate a 31 en Nueva York ante los Giants salvó una temporada completa de derrotas (0-11-1). Un año después, la elección en el draft del defensive tackle Bob Lilly (futuro miembro del Hall of Fame), y el fichaje del linebacker Chuck Howley procedente de Chicago otorgó más estabilidad a la defensa, y los Cowboys terminaron así con un balance de 4-9-1 en 1961. Tres años después, Landry renovaba su contrato por diez temporadas más, pese a que la mejor campaña de Dallas hubiese sido un 5-8-1 en 1962.
Una vez que la mayoría de los equipos había adoptado su defensa 4-3, Landry dio un pase adelante y creó la "Flex Defense", en la que dos de los líneas defensivos se colocaban un par de pasos por detrás de la línea de scrimmage para leer con más facilidad los bloqueos del ataque, que eran neutralizados por los restantes compañeros que sí se alineaban en la línea de scrimmage.
A partir de 1966 los Cowboys comenzarían una serie de temporadas victoriosas que se extendería hasta 1985. En esos veinte años, Landry llevó a los Cowboys a cinco apariciones en la Superbowl, de las que ganaron dos; y trece títulos de división. Sólo en 1974 y 1984 (con balances de 8-6 y 9-7 respectivamente) Dallas no avanzó a los playoffs.
En el 66 y el 67 Dallas disputó la final de la NFL, siendo derrotados en ambas ocasiones por los poderosos Green Bay Packers de Vince Lombardi. Pero con un ataque que era el más excitante de la competición (que abundaba en sustituciones, motions y cambios de formación) y la conocida "Doomsday Defense" (defensa del día del juicio final) los éxitos estarían por llegar. En 1970 Craig Morton condujo el equipo hasta la Superbowl V, donde los hombres de Landry cayeron derrotados 16-13 en una final plagada de errores. Desde entonces Roger Staubach asumiría los mandos del equipo. Con Staubach de quarterback, el ataque de los Cowboys sería imparable. Promediando 29 puntos por choque en 1971, y con Staubach liderando la competición en rating, Dallas volvió a la Superbowl. Esta vez los Cowboys no se verían sorprendidos, y la victoria ante Miami por 24-3 proporcionó al conjunto tejano el primer título de su historia.
Otra de las enormes contribuciones de Landry al desarrollo del fútbol americano fue en el aspecto ofensivo al darle una nueva orientación a la formación shotgun en la que el quarterback se ubica aproximadamente a siete yardas del center. La formación shotgun despareció a comienzos de los 60, pero Landry la rescató en 1975 con Roger Staubach como brazo ejecutor. Ese año sus Cowboys volvieron a la Superbowl tras un magnífico draft del que adquirieron jugadores tan importantes como Randy White, Thomas (Hollywood) Henderson y Bob Breunig. La derrota ante los Steelers por 21-17 no desmoralizó al joven equipo, que dos años después volvía a repetir presencia en la gran final.
El rival en esta ocasión eran los Denver Broncos, cuyo quarterback, Craig Morton (foto), había conducido a los Cowboys a la Superbowl V. En la primera final disputada en un dome, la defensa de Landry realizó una de las mejoras actuaciones que se hayan visto en una Superbowl. Sólo en la primera parte consiguió cuatro intercepciones y tres fumbles recuperados. Ante la constante presión de la Flex Defense, los quarterbacks de Denver sumaron unos números patéticos: 8/25 pases, 61 yardas, y cuatro intercepciones, para un ridículo 1.6 de rating. Lógicamente, el MVP del encuentro recayó en un jugador defensivo, concretamente dos, Randy White y Harvey Martin.
En 1978 Dallas consiguió su decimotercera temporada victoriosa consecutiva, y un contundente triunfo por 28-0 ante los Rams en final de conferencia les abría las puertas de la Superbowl por quinta vez en nueve años. Pero de nuevo ante Pittsburgh, Dallas no pudo defender su corona, cayendo derrotados por 35-31 en una de las mejores Superbowls de la historia. Staubach se retiró en 1979, y durante los ochenta los Cowboys acumularon un moderado éxito, aunque lejos del dominio de los setenta.
Pese a todo, Landry condujo a sus hombres a tres finales de conferencia consecutivas en las temporadas de 1980, 81 y 82. Pero con Danny White como quarterback, el equipo de Texas no volvería a la gran final. Especialmente dolorosa para Landry fue la derrota contra 49ers en 1981, puesto que su defensa tuvo el partido en sus manos en los últimos instantes, pero fue incapaz de detener a Joe Montana en un partido que cambió la historia de la NFL. El día 5 de diciembre de 1982 Tom Landry logró su victoria número 200 en temporada regular y lo hizo con el triunfo de los Cowboys por 24-10 sobre los Washington Redskins, extendiendo a diecisiete su racha de temporadas consecutivas con récord victorioso. Como entrenador jefe del conjunto de la Estrella Solitaria (1960-1988) Landry acumuló 250 victorias (tercero de todos los tiempos), 162 derrotas y seis empates en temporada regular (20-16 en playoffs).
"Me están arrebatando mi equipo", expresó Tom Landry la tarde del sábado 25 de febrero de 1989 en el momento en que Tex Schramm, su amigo y jefe inmediato durante 29 años, se veía obligado a notificarle que estaba despedido. El inesperado desenlace se produjo minutos después de que Landry terminase de jugar el hoyo 18 en el campo de golf "Hills of Lakeway", en una localidad cercana a Austin, capital del estado de Texas. Con evidente tristeza reflejada en el rostro, Schramm se presentó a darle la infame noticia acompañado por Jerry Jones, empresario petrolero, quien ese día se convirtió en el tercer propietario en la historia del equipo tras aceptar pagarle aproximadamente 140 millones de dólares (26.000 millones de pesetas) a H.R. Bum Bright.
Para Tom Landry, la amarga manera en que fue separado de sus Cowboys sería recompensada, o al menos disminuida, el domingo 7 de noviembre de 1993, cuando su nombre quedó grabado en el lugar en que consiguió tantas victorias. Aquella tarde fue captado sonriente junto a Jerry Jones, después de que este último le entregara un obsequio conmemorando tan especial ocasión. Ese día Troy Aikman lanzó dos pases de touchdown (de 28 y 50 yardas para Alvin Harper) llevando a Dallas a una victoria por 31-9 sobre los Giants, mientras que Emmitt Smith logró 117 yardas y dos anotaciones en 24 carreras. Sin embargo, la atención de los 64.735 aficionados del equipo de la Estrella Solitaria estuvo enfocada al evento del descanso en el que Landry quedó inscrito en el anillo de honor del Texas Stadium junto a otras leyendas pasadas de los Cowboys como el quarterback Roger Staubach y el defensive tackle Bob Lilly.
Landry, que falleció el sábado 12 de febrero del año 2000 víctima de la leucemia, también había visto recompensada su gran contribución al fútbol americano, al ser introducido en el Salón de la Fama en Canton, Ohio, la tarde del 4 de agosto de 1990.
La trayectoria profesional de Tom Landry se remonta al año 1949 cuando jugaba como defensive back y punter de los Yankees de Nueva York de la ya desaparecida All America Football Conference (AAFC). También formó parte de la secundaria de los Giants de Nueva York (de la NFL) de la temporada de 1950 a la de 1955, siendo ese último año elegido All-Pro. Landry que nació el 11 de septiembre de 1924 en Mission, Texas y llegó a pilotar aviones B-17 durante la Segunda Guerra Mundial debutó en 1956 como coordinador defensivo de los Giants, que concluirían esa temporada coronándose campeones de la NFL al aplastar por 47-7 a los Chicago Bears.
En aquella época (1956-59) fue cuando Landry empezó a revolucionar la manera en que se jugaba el fútbol americano profesional al diseñar la defensa 4-3, creada en un primer momento para parar a Jim Brown, el arma ofensiva más peligrosa de la época. El punto culminante de esta defensa llegó en 1958, cuando los Giants se vieron obligados a jugar un partido de playoffs frente a Cleveland. La defensa de Landry -liderada por el middle linebacker Sam Huff- arruinó el día de Jim Brown, dejándole en ocho yardas en siete carreras. Nueva York ganó 10-0 y pudo disputar la final de la NFL, para perderla ante los Baltimore Colts de Johnny Unitas por 23-17 en la primera prórroga de la historia en un partido de campeonato de la NFL.
Dos años después, la NFL otorgaba a Dallas su decimotercera franquicia, y un nativo de Texas como Landry fue nombrado head coach de los Cowboys. Sus primeras temporadas sin embargo no fueron ningún éxito. En la campaña inaugural de 1960, Landry utilizó un sistema único de rotación de quarterbacks. Don Meredith y Eddie LeBaron se turnaban jugada a jugada con la acción que Landry quería ejecutar. Los Cowboys perdieron los primeros diez partidos, y sólo un empate a 31 en Nueva York ante los Giants salvó una temporada completa de derrotas (0-11-1). Un año después, la elección en el draft del defensive tackle Bob Lilly (futuro miembro del Hall of Fame), y el fichaje del linebacker Chuck Howley procedente de Chicago otorgó más estabilidad a la defensa, y los Cowboys terminaron así con un balance de 4-9-1 en 1961. Tres años después, Landry renovaba su contrato por diez temporadas más, pese a que la mejor campaña de Dallas hubiese sido un 5-8-1 en 1962.
Una vez que la mayoría de los equipos había adoptado su defensa 4-3, Landry dio un pase adelante y creó la "Flex Defense", en la que dos de los líneas defensivos se colocaban un par de pasos por detrás de la línea de scrimmage para leer con más facilidad los bloqueos del ataque, que eran neutralizados por los restantes compañeros que sí se alineaban en la línea de scrimmage.
A partir de 1966 los Cowboys comenzarían una serie de temporadas victoriosas que se extendería hasta 1985. En esos veinte años, Landry llevó a los Cowboys a cinco apariciones en la Superbowl, de las que ganaron dos; y trece títulos de división. Sólo en 1974 y 1984 (con balances de 8-6 y 9-7 respectivamente) Dallas no avanzó a los playoffs.
En el 66 y el 67 Dallas disputó la final de la NFL, siendo derrotados en ambas ocasiones por los poderosos Green Bay Packers de Vince Lombardi. Pero con un ataque que era el más excitante de la competición (que abundaba en sustituciones, motions y cambios de formación) y la conocida "Doomsday Defense" (defensa del día del juicio final) los éxitos estarían por llegar. En 1970 Craig Morton condujo el equipo hasta la Superbowl V, donde los hombres de Landry cayeron derrotados 16-13 en una final plagada de errores. Desde entonces Roger Staubach asumiría los mandos del equipo. Con Staubach de quarterback, el ataque de los Cowboys sería imparable. Promediando 29 puntos por choque en 1971, y con Staubach liderando la competición en rating, Dallas volvió a la Superbowl. Esta vez los Cowboys no se verían sorprendidos, y la victoria ante Miami por 24-3 proporcionó al conjunto tejano el primer título de su historia.
Otra de las enormes contribuciones de Landry al desarrollo del fútbol americano fue en el aspecto ofensivo al darle una nueva orientación a la formación shotgun en la que el quarterback se ubica aproximadamente a siete yardas del center. La formación shotgun despareció a comienzos de los 60, pero Landry la rescató en 1975 con Roger Staubach como brazo ejecutor. Ese año sus Cowboys volvieron a la Superbowl tras un magnífico draft del que adquirieron jugadores tan importantes como Randy White, Thomas (Hollywood) Henderson y Bob Breunig. La derrota ante los Steelers por 21-17 no desmoralizó al joven equipo, que dos años después volvía a repetir presencia en la gran final.
El rival en esta ocasión eran los Denver Broncos, cuyo quarterback, Craig Morton (foto), había conducido a los Cowboys a la Superbowl V. En la primera final disputada en un dome, la defensa de Landry realizó una de las mejoras actuaciones que se hayan visto en una Superbowl. Sólo en la primera parte consiguió cuatro intercepciones y tres fumbles recuperados. Ante la constante presión de la Flex Defense, los quarterbacks de Denver sumaron unos números patéticos: 8/25 pases, 61 yardas, y cuatro intercepciones, para un ridículo 1.6 de rating. Lógicamente, el MVP del encuentro recayó en un jugador defensivo, concretamente dos, Randy White y Harvey Martin.
En 1978 Dallas consiguió su decimotercera temporada victoriosa consecutiva, y un contundente triunfo por 28-0 ante los Rams en final de conferencia les abría las puertas de la Superbowl por quinta vez en nueve años. Pero de nuevo ante Pittsburgh, Dallas no pudo defender su corona, cayendo derrotados por 35-31 en una de las mejores Superbowls de la historia. Staubach se retiró en 1979, y durante los ochenta los Cowboys acumularon un moderado éxito, aunque lejos del dominio de los setenta.
Pese a todo, Landry condujo a sus hombres a tres finales de conferencia consecutivas en las temporadas de 1980, 81 y 82. Pero con Danny White como quarterback, el equipo de Texas no volvería a la gran final. Especialmente dolorosa para Landry fue la derrota contra 49ers en 1981, puesto que su defensa tuvo el partido en sus manos en los últimos instantes, pero fue incapaz de detener a Joe Montana en un partido que cambió la historia de la NFL. El día 5 de diciembre de 1982 Tom Landry logró su victoria número 200 en temporada regular y lo hizo con el triunfo de los Cowboys por 24-10 sobre los Washington Redskins, extendiendo a diecisiete su racha de temporadas consecutivas con récord victorioso. Como entrenador jefe del conjunto de la Estrella Solitaria (1960-1988) Landry acumuló 250 victorias (tercero de todos los tiempos), 162 derrotas y seis empates en temporada regular (20-16 en playoffs).
"Me están arrebatando mi equipo", expresó Tom Landry la tarde del sábado 25 de febrero de 1989 en el momento en que Tex Schramm, su amigo y jefe inmediato durante 29 años, se veía obligado a notificarle que estaba despedido. El inesperado desenlace se produjo minutos después de que Landry terminase de jugar el hoyo 18 en el campo de golf "Hills of Lakeway", en una localidad cercana a Austin, capital del estado de Texas. Con evidente tristeza reflejada en el rostro, Schramm se presentó a darle la infame noticia acompañado por Jerry Jones, empresario petrolero, quien ese día se convirtió en el tercer propietario en la historia del equipo tras aceptar pagarle aproximadamente 140 millones de dólares (26.000 millones de pesetas) a H.R. Bum Bright.
Para Tom Landry, la amarga manera en que fue separado de sus Cowboys sería recompensada, o al menos disminuida, el domingo 7 de noviembre de 1993, cuando su nombre quedó grabado en el lugar en que consiguió tantas victorias. Aquella tarde fue captado sonriente junto a Jerry Jones, después de que este último le entregara un obsequio conmemorando tan especial ocasión. Ese día Troy Aikman lanzó dos pases de touchdown (de 28 y 50 yardas para Alvin Harper) llevando a Dallas a una victoria por 31-9 sobre los Giants, mientras que Emmitt Smith logró 117 yardas y dos anotaciones en 24 carreras. Sin embargo, la atención de los 64.735 aficionados del equipo de la Estrella Solitaria estuvo enfocada al evento del descanso en el que Landry quedó inscrito en el anillo de honor del Texas Stadium junto a otras leyendas pasadas de los Cowboys como el quarterback Roger Staubach y el defensive tackle Bob Lilly.
Landry, que falleció el sábado 12 de febrero del año 2000 víctima de la leucemia, también había visto recompensada su gran contribución al fútbol americano, al ser introducido en el Salón de la Fama en Canton, Ohio, la tarde del 4 de agosto de 1990.
David "Deacon" Jones inventor del sack
David "Deacon" Jones, defensive end dominante donde los haya durante catorce temporadas en la NFL, es uno de los jugadores más importantes de la historia de la liga que nunca ha ganado un título. Como él, estrellas del calibre de Barry Sanders, Dan Marino, Dick Butkus, Gale Sayers, O.J. Simpson o Earl Campbell se retiraron sin saborear las mieles del triunfo. Pero en el caso de Jones también podemos hablar de rey sin corona porque su gran especialidad, el sack, no se convirtió en una estadística oficial para la NFL hasta años después de su retirada, por lo que quizás el mejor defensive end de toda la historia tiene un total de cero sacks en su carrera.
Los historiadores de la NFL apuntan a que Jones sumó 173.5 sacks durante toda su trayectoria profesional, marca que habría sido un récord durante muchísimos años. Además, sus 26 sacks en tan solo catorce partidos en la temporada 1967 se mantendrían todavía hoy como mejor registro en base a una campaña. Pero la ausencia de títulos y récords (oficiales) no han podido empañar el papel de Deacon Jones en la historia de la liga como uno de los defensores más temidos de todos los tiempos.
El término sack fue inventado por el propio Deacon Jones, que veía como su gran especialidad (placar al quarterback con el balón por detrás de la línea de scrimmage) no tenía un nombre propio y ni mucho menos una estadística oficial.
Como muchas otras grandes leyendas, los inicios de David Jones estuvieron lejos de ser gloriosos. Su oscuro periplo universitario se compuso de una campaña en South Carolina State en 1958, una temporada sin jugar en 1959, y una última campaña en Mississippi Vocational en 1960. Su nombre no estaba en las quinielas para ser elegido entre los grandes del draft de 1961 en la NFL, y no de haber sido por un par de ojeadores de los Rams de Los Angeles (Eddie Kotal y Johnny Sanders) probablemente no habría sido elegido por ningún equipo.
Los mencionados ojeadores estaban revisando varios vídeos de un runningback de una universidad de Mississippi cuando pronto observaron que siempre había un defensive end que realizaba los placajes y que incluso en ocasiones alcanzaba por detrás al corredor superándole en velocidad. Semanas después, los Rams se “arriesgaban” en seleccionar a Jones en la decimocuarta ronda del draft, un movimiento del que jamás se arrepentirían.
Lo primero que hizo David Jones al llegar a la NFL fue cambiar su nombre, y de David paso a ser conocido como Deacon (diácono), porque según él nunca podría alcanzar la fama con un nombre tan común como David Jones.
Su rendimiento fue poco a poco progresando una vez que fue aprendiendo todos los secretos de su posición tras venir de una universidad bastante pequeña. Junto a Merlin Olsen, Roosevelt Grier y Lamar Lundy, formó el conocido “Fearsome Foursome” (cuarteto temido), la sensacional línea de defensa de los Rams que dominó la liga durante los sesenta. El lado izquierdo de la línea, compuesto por Jones y Olsen, es considerado casi unánimemente como la mejor combinación tackle-end de todos los tiempos.
En 1964 se ganó la primera de sus siete nominaciones consecutivas para la Pro Bowl, y de 1965 a 1969 fue nombrado por AP como uno de los dos mejores defensive ends de la temporada. En las campañas de 1967 y 1968 se llevó el trofeo de mejor defensor del año, e incluso terminó segundo en una ocasión en la votación del MVP, un galardón reservado casi exclusivamente para jugadores ofensivos.
Su ferocidad en el terreno de juego era indudable, aunque siempre fue un jugador extremadamente limpio que nunca dio un golpe gratis. En una ocasión llegó a torcerse un tobillo al evitar darle un golpe a un quarterback sin balón. También la arrogancia se convirtió en uno de los atributos que caracterizaron a Jones, que en una ocasión llegó a describirse como “el mejor defensive end del mundo. Odiaría tener que enfrentarme contra mí”.
Desgraciadamente para Jones, sus esfuerzos no se veían recompensados por el éxito del equipo, que sólo alcanzó los playoffs en dos ocasiones (1967 y 1969) para caer a las primeras de cambio.
A sus 33 años fue traspasado a los San Diego Chargers en un intercambio múltiple tras once temporadas en Los Angeles. Pronto se convirtió en capitán defensivo del equipo y consiguió billete para su octavo partido de las estrellas en 1972, pero el título seguía siendo una quimera.
Dos temporadas después se marchó a los Washington Redskins, con el único deseo de poder conquistar por fin el anillo de campeón. El conjunto de la capital había jugado la Superbowl sólo dos años antes, y parecía bien situado para volver allí en la campaña de 1974. Pero irónicamente, Los Angeles Rams, el equipo de toda la vida de Jones, eliminaría a los Redskins en los playoffs divisionales por el resultado de 19-10.
Así terminaba la carrera en la NFL de Jones, que en 1980 ingresaría en el Salón de la Fama.
Muchas veces le han preguntado a Jones quién fue el mejor tackle ofensivo al que se enfrentó, a lo que él siempre contesta: "no puedo saberlo, nunca me bloqueó un solo hombre". Cero sacks, cero títulos, pero un legado que nunca será olvidado.
Los historiadores de la NFL apuntan a que Jones sumó 173.5 sacks durante toda su trayectoria profesional, marca que habría sido un récord durante muchísimos años. Además, sus 26 sacks en tan solo catorce partidos en la temporada 1967 se mantendrían todavía hoy como mejor registro en base a una campaña. Pero la ausencia de títulos y récords (oficiales) no han podido empañar el papel de Deacon Jones en la historia de la liga como uno de los defensores más temidos de todos los tiempos.
El término sack fue inventado por el propio Deacon Jones, que veía como su gran especialidad (placar al quarterback con el balón por detrás de la línea de scrimmage) no tenía un nombre propio y ni mucho menos una estadística oficial.
Como muchas otras grandes leyendas, los inicios de David Jones estuvieron lejos de ser gloriosos. Su oscuro periplo universitario se compuso de una campaña en South Carolina State en 1958, una temporada sin jugar en 1959, y una última campaña en Mississippi Vocational en 1960. Su nombre no estaba en las quinielas para ser elegido entre los grandes del draft de 1961 en la NFL, y no de haber sido por un par de ojeadores de los Rams de Los Angeles (Eddie Kotal y Johnny Sanders) probablemente no habría sido elegido por ningún equipo.
Los mencionados ojeadores estaban revisando varios vídeos de un runningback de una universidad de Mississippi cuando pronto observaron que siempre había un defensive end que realizaba los placajes y que incluso en ocasiones alcanzaba por detrás al corredor superándole en velocidad. Semanas después, los Rams se “arriesgaban” en seleccionar a Jones en la decimocuarta ronda del draft, un movimiento del que jamás se arrepentirían.
Lo primero que hizo David Jones al llegar a la NFL fue cambiar su nombre, y de David paso a ser conocido como Deacon (diácono), porque según él nunca podría alcanzar la fama con un nombre tan común como David Jones.
Su rendimiento fue poco a poco progresando una vez que fue aprendiendo todos los secretos de su posición tras venir de una universidad bastante pequeña. Junto a Merlin Olsen, Roosevelt Grier y Lamar Lundy, formó el conocido “Fearsome Foursome” (cuarteto temido), la sensacional línea de defensa de los Rams que dominó la liga durante los sesenta. El lado izquierdo de la línea, compuesto por Jones y Olsen, es considerado casi unánimemente como la mejor combinación tackle-end de todos los tiempos.
En 1964 se ganó la primera de sus siete nominaciones consecutivas para la Pro Bowl, y de 1965 a 1969 fue nombrado por AP como uno de los dos mejores defensive ends de la temporada. En las campañas de 1967 y 1968 se llevó el trofeo de mejor defensor del año, e incluso terminó segundo en una ocasión en la votación del MVP, un galardón reservado casi exclusivamente para jugadores ofensivos.
Su ferocidad en el terreno de juego era indudable, aunque siempre fue un jugador extremadamente limpio que nunca dio un golpe gratis. En una ocasión llegó a torcerse un tobillo al evitar darle un golpe a un quarterback sin balón. También la arrogancia se convirtió en uno de los atributos que caracterizaron a Jones, que en una ocasión llegó a describirse como “el mejor defensive end del mundo. Odiaría tener que enfrentarme contra mí”.
Desgraciadamente para Jones, sus esfuerzos no se veían recompensados por el éxito del equipo, que sólo alcanzó los playoffs en dos ocasiones (1967 y 1969) para caer a las primeras de cambio.
A sus 33 años fue traspasado a los San Diego Chargers en un intercambio múltiple tras once temporadas en Los Angeles. Pronto se convirtió en capitán defensivo del equipo y consiguió billete para su octavo partido de las estrellas en 1972, pero el título seguía siendo una quimera.
Dos temporadas después se marchó a los Washington Redskins, con el único deseo de poder conquistar por fin el anillo de campeón. El conjunto de la capital había jugado la Superbowl sólo dos años antes, y parecía bien situado para volver allí en la campaña de 1974. Pero irónicamente, Los Angeles Rams, el equipo de toda la vida de Jones, eliminaría a los Redskins en los playoffs divisionales por el resultado de 19-10.
Así terminaba la carrera en la NFL de Jones, que en 1980 ingresaría en el Salón de la Fama.
Muchas veces le han preguntado a Jones quién fue el mejor tackle ofensivo al que se enfrentó, a lo que él siempre contesta: "no puedo saberlo, nunca me bloqueó un solo hombre". Cero sacks, cero títulos, pero un legado que nunca será olvidado.
martes, 28 de octubre de 2008
Don Hutson, el antilope de Alabama
El "Antílope de Alabama" fue un adelantado a su tiempo, el precursor de los Jerry Rice, Lance Alworth, Paul Warfield, Randy Moss, Cris Carter y muchos más.
El receptor de los Green Bay Packers durante los años 30 y 40, fue el primer jugador que sufrió los perjuicios de dobles y hasta triples coberturas, una táctica defensiva inutilizada en la época. Aunque generalmente, fueron los rivales los que normalmente sufrieron ante su juego. Dominó la competición como nadie lo haya hecho jamás, no importa el número de recepciones que consigan los receptores de hoy, Hutson seguirá en lo más alto.
Después de una estelar carrera en la universidad de Alabama, donde se convirtió en All-America, la llegada de Hutson a los Packers fue más que rocambolesca. Firmó con dos equipos, los Brooklyn Dodgers y los Green Bay Packers. Afortunadamente para los de Milwaukee, el contrato suyo llegó a las oficinas de la NFL en Nueva York horas antes que el de los Dodgers, con lo que el presidente de la liga, Joe Carr, decidió que Hutson jugaría con los Packers.
En sólo su segundo partido en la NFL, en 1935, Hutson atrapó un pase de Arnie Herber y lo transformó en un touchdown de 93 yardas. Comenzaba así el legado de Don Hutson como el primer gran receptor de la historia de la liga.
Los equipos contrarios rápidamente se dieron cuenta de que el ataque de Earl Lambeau (head coach de los Packers) se apoyaba básicamente en las recepciones de Hutson. Nadie en la época llegaba a lanzar más de tres pases hacia un receptor en un partido, pero el "quick strike offense" (ataque de pase rápido) de Green Bay hizo de Hutson el arma más peligrosa de la competición.
En su segundo año, Hutson lideró la liga en recepciones y touchdowns, hazaña ésta última que conseguiría en nueve de sus once temporadas como profesional. Los Packers se alzarían con el título al superar a los Boston Redskins por 21-6, gracias a la actuación de Hutson que puso los primeros puntos del partido con una recepción de 48 yardas.
El equipo de Green Bay volvería a ser campeón en los años 1939 y 1944, además de disputar otra final en 1937. Pero sin duda alguna fue la temporada de 1942 la que colocó a Hutson como el mejor receptor de la historia (incluso por delante de Jerry Rice según muchos). Atrapó 74 pases para 1211 yardas (16.4 de media) y 17TD en sólo 11 partidos, todas marcas récord de la época. Su más inmediato perseguidor en cada clasificación terminó con 27 capturas, 345 yardas y 4TD. Lógicamente, Hutson se llevó el MVP, galardón que ya recibió la temporada anterior.
Otro de sus grandes días llegó en 1944 cuando anotó 29 puntos él solo en un cuarto, fruto de cuatro touchdowns y cinco extra points.
Por si fuera poco lideró la liga en anotación cinco años seguidos (1940-44), y es que además de receptor Hutson brilló como kicker y safety en una época donde no existían las libres sustituciones. Lideró la liga con 6 intercepciones en 1940, y acabó su carrera con 30, 23 en sus cuatro últimas temporadas cuando jugó plenamente en defensa.
En el momento de su retirada en 1945, Hutson acumulaba 488 recepciones (298 más que su inmediato perseguidor) y 105TD totales. Su récord de touchdowns de recepción (99TD) aguantó durante 44 años, y aún hoy día ocho registros históricos de la liga pertenecen a él.
En 1963 ingresó en el Salón de la Fama, y perteneció ineludiblemente a los equipos del 50 y del 75 aniversario de la liga. Los Packers le honoraron en 1992 al ponerle su nombre a su nueva instalación de entrenamiento. Ese año Green Bay hizo su mejor campaña en 27 años. Cinco años después, en Junio de 1997 Hutson fallecía a los 84 años de edad, pero lo hacía sabiendo que los Packers eran los campeones de la NFL en ese momento.
El receptor de los Green Bay Packers durante los años 30 y 40, fue el primer jugador que sufrió los perjuicios de dobles y hasta triples coberturas, una táctica defensiva inutilizada en la época. Aunque generalmente, fueron los rivales los que normalmente sufrieron ante su juego. Dominó la competición como nadie lo haya hecho jamás, no importa el número de recepciones que consigan los receptores de hoy, Hutson seguirá en lo más alto.
Después de una estelar carrera en la universidad de Alabama, donde se convirtió en All-America, la llegada de Hutson a los Packers fue más que rocambolesca. Firmó con dos equipos, los Brooklyn Dodgers y los Green Bay Packers. Afortunadamente para los de Milwaukee, el contrato suyo llegó a las oficinas de la NFL en Nueva York horas antes que el de los Dodgers, con lo que el presidente de la liga, Joe Carr, decidió que Hutson jugaría con los Packers.
En sólo su segundo partido en la NFL, en 1935, Hutson atrapó un pase de Arnie Herber y lo transformó en un touchdown de 93 yardas. Comenzaba así el legado de Don Hutson como el primer gran receptor de la historia de la liga.
Los equipos contrarios rápidamente se dieron cuenta de que el ataque de Earl Lambeau (head coach de los Packers) se apoyaba básicamente en las recepciones de Hutson. Nadie en la época llegaba a lanzar más de tres pases hacia un receptor en un partido, pero el "quick strike offense" (ataque de pase rápido) de Green Bay hizo de Hutson el arma más peligrosa de la competición.
En su segundo año, Hutson lideró la liga en recepciones y touchdowns, hazaña ésta última que conseguiría en nueve de sus once temporadas como profesional. Los Packers se alzarían con el título al superar a los Boston Redskins por 21-6, gracias a la actuación de Hutson que puso los primeros puntos del partido con una recepción de 48 yardas.
El equipo de Green Bay volvería a ser campeón en los años 1939 y 1944, además de disputar otra final en 1937. Pero sin duda alguna fue la temporada de 1942 la que colocó a Hutson como el mejor receptor de la historia (incluso por delante de Jerry Rice según muchos). Atrapó 74 pases para 1211 yardas (16.4 de media) y 17TD en sólo 11 partidos, todas marcas récord de la época. Su más inmediato perseguidor en cada clasificación terminó con 27 capturas, 345 yardas y 4TD. Lógicamente, Hutson se llevó el MVP, galardón que ya recibió la temporada anterior.
Otro de sus grandes días llegó en 1944 cuando anotó 29 puntos él solo en un cuarto, fruto de cuatro touchdowns y cinco extra points.
Por si fuera poco lideró la liga en anotación cinco años seguidos (1940-44), y es que además de receptor Hutson brilló como kicker y safety en una época donde no existían las libres sustituciones. Lideró la liga con 6 intercepciones en 1940, y acabó su carrera con 30, 23 en sus cuatro últimas temporadas cuando jugó plenamente en defensa.
En el momento de su retirada en 1945, Hutson acumulaba 488 recepciones (298 más que su inmediato perseguidor) y 105TD totales. Su récord de touchdowns de recepción (99TD) aguantó durante 44 años, y aún hoy día ocho registros históricos de la liga pertenecen a él.
En 1963 ingresó en el Salón de la Fama, y perteneció ineludiblemente a los equipos del 50 y del 75 aniversario de la liga. Los Packers le honoraron en 1992 al ponerle su nombre a su nueva instalación de entrenamiento. Ese año Green Bay hizo su mejor campaña en 27 años. Cinco años después, en Junio de 1997 Hutson fallecía a los 84 años de edad, pero lo hacía sabiendo que los Packers eran los campeones de la NFL en ese momento.
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